viernes, 13 de noviembre de 2015

Una agujeta quita otra agujeta

No era así el dicho? Debería serlo!
Las agujetas del lunes en las piernas y en el culo ya casi han desaparecido (quiero decir que han bajado a un nivel en el que ya no ando como el hombre de hojalata) y han dejado paso a unas nuevas y más interesantes agujetas en la tripa y en los brazos. Al menos la espalda se salva.
 
Para acabar de mejorar las cosas, ayer a mi profesora de Fatburner se le ocurrió la maravillosa idea de hacer Abs. Casi como si hubiera olido que yo un día antes había tenido sesión de Arms&Abs de Kayla.
 
Hablando de mi profesora: es una especie de Jane Fonda alemana, debe rondar los 55 años, tiene un cuerpo que ya me gustaría a mí tener ahora, es fan de música hortera y machacona tipo BSO de Blade, de profesión profesora de francés de bachillerato (lo cual explica muchas cosas) y profesora de deporte por hobby. POR HOBBY.
 
 
Según la BBG Semana 1 entre las sesiones de musculación tocan sesiones de LISS, algo así como cardio suave a pulsaciones constantes. Yo pensaba que para el jueves me servía la clase de Fatburner a la que de una manera u otra ya estaba apuntada. Mea culpa, o como dicen por aquí selberschuld, por que la clase de fatburner no fue otra cosa que un cardio salvaje y machacón seguido de ejercicios de musculación clásicos – flexiones en distintas variantes, abdominales en distintas variantes, ejercicios de cadera en distintas variantes. Lo que viene siendo dolor y más agujetas en distintas variantes.
 
Eso sí, la profe mola mazo. La semana anterior me olvidé la esterilla y tuve que hacer los ejercicios en el suelo. Fue un poco incómodo, pero sobretodo fue una guarrada por que me llevé como medio kilo de pelusas y bolas de pelo a casa de regalo. Ayer, mientras hacíamos ejercicios de caderas, se conoce que era un buen momento para conversar, y la profesora me manifestó su alegría de que tuviera la esterilla, me preguntó si me había hecho daño en la anterior clase, y al contester yo que no, que no me había hecho daño pero me había ensuciado un poco, sonrió y comentó que las mujeres somos muy fuertes, que un hombre se hubiera quejado, pero que las mujeres eramos muchísimo más duras y fuertes.
Y con esto ganó mi corazón.

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