lunes, 11 de mayo de 2015

DÍA 21 y El Queso

Vuelvo!
Después de un fin de semana sin parar (de comer), y una semana pasada llena de compromisos y sin pausa (para hacer ejercicio) vuelvo intentando no tener muy mala conciencia a darlo todo esta semana!

  1. Lunes: Ejercicios de musculación en casa: hecho!
  2. Martes: Elíptica en casa
  3. Miércoles: Descanso...
  4. Jueves: Senderismo por las montañas bávaras.
  5. Viernes: Más senderismo por más montañas bávaras.

Y el finde me voy otra vez de miniviaje, pero esta vez sin las zapas de correr.

Entretanto vuelvo a los retos de comida, pero esta vez no se trata de comer ensaladas (Ojo: no significa que no lo siga haciendo. Después de la semana pasada pasarme por donde más igual me daba y vuelta el reto de la ensalada, me he dado cuenta de que me caen mal el resto de las comidas. No es que sean bordes, es que son muy pesadas!).
No... no se trata esta vez de comer algo, si no de NO comerlo. Y qué es eso? Eso es QUESO.

Después de una despedida gloriosa el viernes, tras un curso de maridaje de queso y vinos, tengo que admitir que tanto queso me sienta mal. Por un lado no lo noto, pero me ha subido muchísimo el colesterol, y por otro lado sí lo noto, pues me da unas digestiones muy malas, con retortijones y... si, también...

Habiendo entendido que debo bajar mi colesterol y que los demás efectos secundarios quesiles me dan mucha vergüenza (mi novio aún no ha agotado motes asquerosos), he decidido dejar de comer queso. No del todo por supuesto, pero sí en las cantidades industriales en las que lo consumo ahora.
Hay que entenderme, me gusta el queso fresco, el queso curado, el queso de vaca, de oveja, de cabra, mezclado, el queso francés, italiano, español, holandés... no, el holandés no, portugués (descubrimiento impresionante que hicimos mi novio y yo hace unas semanas: Queijo Alentejo), me gusta con fruta, con vino, en ensaladas, en pasta, en salsa,...
No sé si he dejado claro que sería muy feliz en un mundo en el que sólo se comiera queso. 

Así que no, no voy a dejar de comer queso DEL TODO. Voy a seguir añadiéndolo a la ensalada como proteína, y a la pasta (por que sí, por que para eso prefiero dejar de comer pasta y si esto ocurriera mi vida sería triste y no merecería la pena ser vivida), pero voy a dejar de comer queso tal cual, y sobretodo estos quesos tan ricos que tenemos en el congelador. A partir de ahora serán para invitados, y yo miraré, sonreiré, y lloraré por dentro. 

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