lunes, 8 de febrero de 2016

Menús Semanales 2 AKA Fast Good

Vengo a atacar de nuevo con mis super chachis menús semanales y con un par de esas reflexiones que a mí tanto me gustan.
 
Es la tercera semana que me llevo tupper al curro y cada día estoy más convencida de haber tomado la bifurcación correcta en el camino a una vida sana, saludable, completa, perfecta para instagram. Sólo me falta aprender a hacer fotos en las que la comida parezca estar rica y no algo regurgitado por una mamá pájaro para sus crías hambrientas.
Para quien quiera convencerse pero le asalten pensamientos tipo:
  1. Me va a salir más caro cocinar. (Aclaro: la comida en muchas empresas en Alemania está subvencionada)
  2. Voy a tardar mil horas en prepararlo todo.
  3. Me van a mirar raro en el trabajo.
  4. Me apetece comer caliente y no siempre frío.
  5. No voy a variar apenas el menú, será aburrido.
  6. Está más rico el menú del comedor que lo mío.
Y un laaaaaargo etcétera... tengo respuestas para todos ellos, por que todos se me han pasado a mí antes por la cabeza, y cuando dejé de pensar en ellos me di cuenta de que no eran más que excusas, y que la realidad del tupper es mucho más sencilla, y sabrosa! Así que aquí van mis respuestas a todas las zancadillas mentales en contra de la cocina casera en el curro:
  1. No, no sale más caro. No mucho más barato, pero he echado cuentas y no es más caro, y eso que compro pollo y pavo bio de granja, que encarece la cesta mucho (pero también está más rico moral y literalmente).
  2. Ayer tardé 35 minutos. Cortar las verduras, ponerlas al vapor, y mientras se hacían puse la pasta a hervir, hice el pollo a la plancha, y al acabar todo a los tuppers. Si sumo la media hora que tardo en hacer la compra, es más o menos una hora A LA SEMANA lo que tardo para prepararme la comida de 5 días.
  3. Me miran, sí, pero no raro. Los unos me dicen que soy un ejemplo por comer tan sano (mi ego sube hacia el infinito) y los otros me miran con envidia por que mi comida tiene mejor pinta y huele mejor que la suya (aquí mi ego sube al infinito y más allá).
  4. Hay un microondas en el comedor. Entiendo que no siempre hay uno a mano, pero todo es ponerse de acuerdo con un par de compis, hablar con el jefe, y a no ser que tu jefe sea Kevin Spacey en Quiero matar a mi jefe, es probable que ponga de su parte.
  5. Se pueden tener pequeñas variaciones sin mayor dificultad. Vale, estas primeras semanas estoy en definición de los menús y me hago lo mismo para toda la semana, es más fácil, y no, no me canso. Para la que viene quiero empezar a preparar 2 menús semanales para poder alternar.
  6. Ni de coña.
Así que aquí ando, con muchas ganas de que llegue la pausa de la comida y poder zamparme mi menú de esta semana: Pechuga de pollo a la plancha con brócoli, calabacín y zanahoria al vapor y pasta integral. Ñam Ñam!
 
UPDATE: Se han reido un poquete mis compis de curro cuando han visto que le hacía fotos a la comida. Supongo que no es muy glamouroso hacerle fotos al brocoli jejeje. Me llevo un tupper, caliento en el micro y pillo un plato a los del comedor, que es más fácil que comer directamente del tupper:
 
Siendo medidas de dieta piensas que va a ser poco, que te vas a quedar con hambre... y la verdad es que yo acabo a punto de explotar! 

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